El okapi vive en los frondosos
bosques de África central y en las selvas del Congo cerca de los ríos Uelle, Ituri
e Aruwimi. Debido a su denso hábitat y a que son animales muy huidizos y
solitarios se hace difícil estudiarlos y
no se conoce mucho sobre ellos.
Los okapis tienen pelo corto y de
color marrón rojizo que les ayuda a protegerse de las lluvias constantes de su hábitat.
Sus patas tienen rayas blancas y negras parecidas a las cebras. Sin embargo comparten
más adaptaciones morfológicas con las jirafas. Tienen orejas anchas, pezuñas en
sus patas y los lados de su cara color gris. Su larga y prensil lengua, de
color negro, les permite coger ramas y frutas de los árboles. Con ella también
pueden limpiar sus parpados y oídos. Los machos poseen dos cuernos pequeños en
la cabeza que están cubiertos de pelo.
Las hembras okapis suelen ser muy
protectoras con sus crías, enfrentándose sin miedo a su único depredador: el
leopardo. Las crías más jóvenes no son capaces de diferenciar a su madre de
otras hembras. Esto es beneficioso ya que si la madre muere pueden ser adoptados
por otras hembras con facilidad.
Los okapis son mamíferos herbívoros.
Se alimentan de hojas de árboles y arbustos, tallos, frutas, hongos y varias
especies venenosas para el ser humano. También les gusta comer el carbón de la leña
de los árboles que han sido impactados por rayos.